martes, 6 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre las elecciones municipales de Nicaragua

En Camoapa luego de 22 años el FSLN vuelve al poder local, los pobladores esperan que la gestión de las nuevas autoridades sea transparente y ayude al desarrollo del municipio. Foto RCE
El pasado domingo 4 de noviembre los 153 municipios de Nicaragua se organizaron para que 3.7 millones de personas pudieran votar. La realidad es que el nivel de abstencionismo fue muy elevado, las fotos y videos de diversos medios de comunicación no mienten. Fue poca la gente que llegó a votar, una realidad innegable pese a que las autoridades del Consejo Supremo Electoral lo nieguen al decir que llegaron a votar más del 50% de las personas enlistadas en el Padrón Electoral.
Organismos nacionales de la sociedad civil del país señalan que el abstencionismo pudo llegar a un 70% en cambio el CSE sigue insistiendo en que estas son las elecciones en donde más personas llegaron a votar.
Como periodista me tocó cubrir estas elecciones donde se elegirían a 153 alcaldes, vicealcaldes y 6.534 concejales, que por cierto por la famosa reforma que se le hizo a la Ley Electoral el 50% de los candidatos debían ser mujeres y los concejales se ampliaron grandemente.
Más allá de la insipida campaña electoral, que en Managua por ejemplo, los candidatos no llegaron a visitar ni el 20% de los barrios de la capital, incluyendo a Daysi Torres la actual alcaldesa que fue reeligida, estas elecciones muestran la apatía cada vez mayor del electorado que no fue a votar sea por que consideraran que  habría fraude o porque no tenían candidato para elegir como fue mi caso.
Es la primera vez que no voto, muy a pesar mío, por que no tenía porquien hacerlo. Sé que como ciudadana tengo una responsabilidad, pero no podía hacerlo. Cómo si no conocía a los candidatos y menos sus propuestas. Busqué información y no había nada concreto que me inspirara a apoyar alguna fórmula.
Es importante señalar que hubo denuncias que se repitieron en varios lugares donde las personas no pudieron votar porque no aparecían en el Padrón Electoral, algunas de ellas incluso tenían años de votar en JRV, pero sorprendentemente esta vez no aparecían. Otras denuncias fuertes fue que llegaron personas de otros municipios a votar en lugares donde no habitan. Y los muertos, muchos aparecieron de forma activa e incluso en algunos sitios corrían como canditatos a alcaldes y concejales. Estas son las irregularidades que no deberían haber ocurrido. 
El resultado de este ejercicio "democrático" es que hay 134 municipios en los que ganó el gobernante FSLN y los demás 19 son para la "oposición". Camoapa, un municipio ubicado a 114 km de la capital y donde vivió por cuatro años, llevaba 22 años en los que no ganaba el Frente Sandinista, el último año fue en 1990 luego que finalizó la guerra y ganó Violeta Barrios de Chamorro con la Unión Nacional Opositora (UNO).
Algunos se han aventurado a decir que la división entre la oposición, hizo que ganaran los sandinistas, otros lo interpretan como una forma de castigo a la misma oposión que no ha sabido ejercer con sabiduría y transparencia los gobiernos locales.
Lo que no me cabe en la cabeza es que en algunos lugares como Ciudad Darío en Matagalpa o El Jícaro en Nueva Segovias se reportaron tres muertes, ¿cuál es el sentido? o las decenas de heridos y enfrentamientos en otros municipios como Matiguás (Matagalpa) o La Paz Centro (León) que dejaron pérdidas económicas por las destrucciones. Así no se resuelven las cosas, nada justifica la violencia y menos las elecciones.
Al final lo que nos queda es esperar ver cómo los gobiernos locales sandinistas se desempeñarán, si habrá independencia en su trabajo respecto al gobierno central y se respeta la autonomía municipal consignada en varias leyes.
Varias personas me dijeron, y me uno a ellas, que lo importante ahora es que quienes ganaron asuman con responsabilidad y gobiernen para todos y todas sin distición, porque cuando se llega a un puesto público el funcionario es un servidor del pueblo y a él se debe. 

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